EUROPA
PRESS
18 abril
2018
Lunares
peligrosos, aprende a identificar
Los lunares son tumores benignos
resultantes del acúmulo de las células que le dan
color a la piel llamadas melanocitos. También se le
denominan 'nevus'. Debido a la exposición solar y sobre todo durante la
pubertad y el embarazo, los lunares pueden aumentar de tamaño, de número o de
pigmentación.
Esto es normal, pero cuando existen cambios en un lunar
conviene que lo revise un dermatólogo. El peligro es que se malignicen y
degeneren en un cáncer de piel o melanoma, altamente mortal.
El caso es que algunas personas tienen tendencia a presentar
más lunares, básicamente por genética, aunque también por factores
medioambientales, influenciados por una mayor o menor exposición solar.
A su vez, las personas de piel clara y ojos claros, los
pelirrojos, las personas que se queman con facilidad, los que tienen familiares
con cáncer de piel o melanoma, y las personas que están mucho tiempo al sol
suelen presentar más lunares. "Estas personas tienen que visitar al
dermatólogo con frecuencia para revisar los lunares", aconsejan desde la
Academia Española de Dermatología y Venerología
(AEDV).
En una entrevista con Infosalus,
el catedrático de Dermatología de la Facultad de Medicina de Sevilla, y jefe
del servicio de Dermatología del Hospital Vírgen del
Rocío de la capital hispalense, el doctor Julián Conejo-Mir,
resalta que todo el mundo tiene lunares, unos 40-50 de media. Igual al nacer
señala que hay dos o tres, aunque sostiene que la mayoría de ellos aparecen
antes de los 20 años, aunque a veces aparecen en fases tardías de la vida.
Un crecimiento
anómalo
Como el resto de partes del cuerpo, los lunares también
envejecen y, con ello, se engrosan o se expanden en tamaño. ¿Cómo saber que su
crecimiento no es anormal y maligno? LA AEDV indica en este sentido que cada
lunar presenta un patrón de crecimiento diferente.
"Los lunares pueden mostrarse en cualquier punto de la
superficie de la piel, solos o agrupados. Habitualmente se inician como una
mancha o peca que, progresivamente, va aumentando de tamaño. Habitualmente son
de color marrón y de diferente tamaño. El color marrón se debe a un pigmento de
la piel que nos protege de la radiación solar llamado 'melanina'",
explica.
Es más, indica que, con el paso del tiempo a lo largo de
años, se van haciendo mayores y cada vez de color más pálido. "Esto se ve
muy bien en los lunares de la cara", precisa.
"Hace años los lunares se quitaban todos, aunque no
había base científica para ello. Ahora no es así, se envejecen y se ponen más
grandes o engordan con ello. Mi lunar en 15 años crece, pero se trata de que
crezca ordenadamente, de que lo hagan de forma acompasada todos los lunares del
cuerpo. Esa irregularidad es el principio del cáncer", advierte por su parte
Conejo-Mir.
Cómo
identificarlos
Así, precisa que, lo normal es que haya 30-45 lunares que
serán absolutamente benignos toda la vida en la persona, y la probabilidad de
que degeneren es una por cien mil. En ese caso crecerán de forma diferente al
resto y cumplirán con los signos 'A-B-C-D-E': Asimetría, Bordes irregulares,
Coloración heterogénea, Diámetro mayor a 6 mm (como
la parte de detrás de un lápiz), y Elevación de parte de su superficie.
Otros cambios a tener en cuenta son el crecimiento excesivo
en poco tiempo, el picor, el dolor o el sangrado, según la AEDV. La asimetría
es cuando la mitad del nevus no coincide con la otra mitad; los bordes
irregulares son bordes poco definidos, parecidos a los de un mapa; la
coloración heterogénea se refiere a diferentes tonos de color, especialmente
azul, negro o rojizo, y distribuidos de manera irregular. El Diámetro mayor a 6
milímetros se refiere a nevus mayores que la parte de detrás de un lápiz.
Otros signos de alarma no se ven, como por ejemplo, el rápido
crecimiento, el picor, el dolor o el sangrado. "Aparte de estos datos es
muy importante examinar los lunares que son muy diferentes de los demás. A
estos que son distintos se les conoce como lunares con el signo del 'patito
feo'.
El papel del
dermatólogo
Con todo ello, Conejo-Mir explica
que en la mayor parte de los casos el examen clínico es suficiente para
determinar cuáles son anómalos o malignos y cuáles no, muchas veces gracias a
la 'dermatoscopia', un aparato de aumento óptico.
En la AEDV recuerdan que, en cualquier caso, el diagnóstico
definitivo se realiza mediante la extirpación o biopsia y gracias al estudio al
microscopio, "un procedimiento frecuente en Dermatología".
En este sentido, la mejor manera de evitar el cáncer de piel
y que los lunares se malignizen es evitando la
exposición solar excesiva y usando crema fotoprotectora con factor de
protección solar superior a 15. Los lunares presentes desde el nacimiento,
también llamados 'nevus congénitos', de tamaño superior a 10 centímetros, y los
nevus clínicamente atípicos deben de ser revisados por un dermatólogo al menos
una vez al año, o en caso de que presenten algún cambio clínico.